Una rana en el zapato

A Contracorriente (I)

Así es como me siento a veces, como si fuera por la calle en dirección contraria a todo el mundo, seguro que todos os habéis sentido así alguna vez pero tampoco es que este vaya a ser un escrito serio y transcendental, no os asustéis, eso lo dejo para otros sitios menos concurridos (el interior de mi cabeza sin ir más lejos).

Me refiero a algo que ha surgido en varias conversaciones en las últimas semanas y que no es nada más ni nada menos que mi distinta opinión sobre películas que gustan a (casi) todo el mundo.

Y os voy a poner algunos ejemplos; estos días he visto "Los Miserables" no negaré que es una historia que da para hacer una buena película, ¿Cómo no serlo si se basa en un clásico de Victor Hugo? Pero esta película basada en su libro es un musical, ¡que novedad! Estaréis pensando. Es un musical si, y de mucho éxito además. Pues bien, vale, pero a mi no me gusta. Dos horas y media largas que me pesaron minuto a minuto, una melodía y unas canciones horrendas y todo el rato pensando..¿No sería mucho mejor contar lo mismo sin canciones? ¿No lucirían mucho más las escaramuzas, los enfrentamientos entre rebeldes y soldados? ¿No sería muchísimo más conmovedor escuchar un monologo de Fantine lamentándose por sus desdichas?

Quizá estéis pensando qué quién me manda a mi ir a ver un musical si no me gustan, pues os equivocáis, si que me gustan, es este el que me ha decepcionado. Todo se resume en una palabra; soporifera.

Otra que por lo visto solamente no me ha gustado a mi es "Lo imposible" ¿Cómo dices? Si, "Lo imposible". Pues Naomi Watts está siendo nominada a varios premios, estaréis pensando. Pero es que yo he dicho que no me gusta la película, no ella. No será ni la primera ni la última vez en que lo único a destacar en un film es la actuación de alguno de sus protagonistas.

Reconozco que los primeros treinta minutos no están mal, el tsunami está bien rodado y algunas escenas resultan desgarradoras gracias sobre todo, a la actuación de Watts. Pero hasta ahí, una vez que las aguas vuelven a su lugar (nunca mejor dicho) nos encontramos con un melodrama digno de las sobremesas de antena 3. Es un telefilm en toda regla, la música a todo volumen para dirigir al espectador y que no se dé cuenta de que en realidad no pasa nada, que el personaje de Ewan Mcgregor y el resto de los hijos no pintan nada, están completamente desdibujados.

Y esa sensación de que se le están atribuyendo cualidades que no tiene exclusivamente por tratarse de "una producción española".

Porque si algo no podemos negarle a mediaset es que sabe de promoción.

Continuará.........

by Unaranenelzapato